Ciudad contaminada, no solo del aire, si no que contaminada de mentes. Mentes inseguras, mentes destructoras que han pasado de ser mentes humanas a mentes animalescas. Contaminación de rostros secos y tenebrosos, sin brillo, sin paz. Contaminación citadina que auspicia el lamento de cada paso, cada gesto. Abrazos y miradas falsas, manos gastadas y frustadas, con el lema
del odio. Ciudad que me persigue, y que me ahoga, que me ayuda y que me hiere.
Palabras rudas que deprimen al inocente, al forastero, al vagabundo.
Contaminación que abruma mi pensamiento, mis letras, y mis ganas de ser yo.